El miedo a volar
Cuando sientes que está todo en calma y sin embargo tu mente
no te deja relajarte. No te quedes quieto esperando, enséñale a tu cuerpo quien
manda. Baila, ríe, queda con amigos, disfruta del momento y los objetivos
conseguidos.
O simplemente disfruta
de la calma que da haber librado una batalla. Y crea todo aquello que te
permita “estar”, disfrutar del día a día. No esperar que la vida sea una línea recta
sin sobresaltos, porque lo que pierdes es más importante, te pierdes de vivir
intensamente.
De disfrutar las alegrías y las tristezas. Pero siempre
analizando situaciones, aprendiendo de las reacciones que tienes frente a
diversos momentos de la vida. Conociéndote, aprendiendo lo que te gusta, lo que
quieres y sobre todo lo que no quieres.
Muchas veces nos da miedo coger las riendas de nuestra vida,
porque en el fondo es más fácil que alguien te dirija y si te equivocas echar
la culpa a alguien externo.
Pero cuando tienes tú las riendas, algo
maravilloso se crea, aprendes que la felicidad comienza en ti, y no le das las
llaves de tu felicidad a nadie, empiezas a crear relaciones sanas, no basadas
en la dependencia, ni el apego. No buscas la felicidad externa y sólo te queda
aprender de las personas que van pasando por tu vida.
Y sobre todo algo que le doy mucho valor, no pierdes tu
esencia, al no tener la necesidad de alagar ni ser alagado, no tienes miedo de
mostrarte tal y como eres, no dejas de hacer cosas porque los demás no las
valoren, las haces porque eres así porque a ti te hace feliz el hacerlas.
Al vivir bajo tus criterios y tu intuición sientes como que
estás en sintonía contigo, como si tu cuerpo flotara, los miedos se hacen más
pequeños y disfrutas más de la vida.
Empiezas a darle valor a todo aquello que haces y conviertes tú
día a día en un día lleno de oportunidades. Tu trabajo se vuelve distinto y
donde antes veías rutina ahora ves momentos llenos de posibilidades.
Cuando estás en un momento de parón profesional, y ves que la
vida es injusta y que no sabes cómo vas a remontar.
Párate a redescubrirte, innova cambia de círculos
profesionales, hazte un curso (Los hay gratuitos). Únete a grupos de
profesionales en búsqueda de empleo, amplía tu red de contactos.
Sólo tengo algo claro, en casa derrotado no te llegan las
oportunidades. No es fácil pero cuando lo consigues la satisfacción que
alcanzas no se puede describir con palabras.
Sólo el hecho de salir
y buscar nuevas oportunidades o relacionarte con gente que te aporta nuevos
puntos de vista, es algo que te cambia el estado de ánimo y sobre todo te das
cuenta que también tienes muchas cosas que aportar.
Lo importante en los momentos duros
de la vida es aportar nuevas soluciones, no sentirse fracasado, que no hayas
ganado, no significa que no lo puedas hacer y de todas formas es un momento magnifico
para conocerse y encontrar el camino que te aporte valor.
Todos los días hay oportunidades, oportunidades para conocer
gente nueva que te enseñe cosas, oportunidades para crecer, oportunidades que
generan nuevos rumbos.
El problema es que
cuando estamos en el túnel nos perdemos esas pequeñas señales que hay a nuestro
alrededor, nos creemos que estamos solos en el camino, y no necesariamente es
así.
Cuando tomas la decisión de salir del túnel, te das cuenta
que hay muchos caminos por los que ir. Que paso a paso puedes construir una
nueva historia, un nuevo lugar en el que crear soluciones.
Ir dándole forma a esa nueva vida que quieres vivir, aportando
valor al mundo con tus ideas y sobre todo afianzando los cimientos que se han
agrietado.
Empieza a construir de dentro hacia fuera, todo lo que
reafirmes en tu interior te servirá para relacionarte con tu exterior.
La base de la vida es la autoestima,
tenemos que saber que todos somos únicos e irrepetibles, seres perfectos en
nuestra imperfección.
Por: Mónica Miranda
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