¿Y por qué no?
Cuando ayer publiqué el post “Cómo darse cuenta que
estamos en patrones negativos”, tenía dos artículos escritos sobre patrones
negativos, uno correcto y el otro más emocional, decidí publicar el más
correcto porque el otro me parecía demasiado personal, pero al final me quedé
como a medio gas porque en realidad debía haber publicado el otro, así que me
he decidido y ya que está escrito lo quiero compartir con vosotros. Espero con
esto ayudar a personas que puedan estar pasando por procesos de cambio y servir
un poco de calma en la tempestad, al final todo pasa.
“Quien crea que sólo se puede ser feliz cuando no se
tienen problemas, le digo que es una creencia limitante.
Claro que cuando estás inmerso en un problema,
dependiendo de la magnitud o la importancia que le des, es difícil, nadie dijo
que vivir intensamente fuese fácil. Si no que más bien es cuestión de actitud.
Primero decir que para mí ser feliz no es estar riendo
o sonriendo todo el tiempo, no, más bien es una cuestión de paz interior.
Estar en una habitación y sentir el silencio.
(---------------------------------------------------------------------------------------------------)
Voy a compartir experiencia de vida:
-Era una persona que se preocupaba de todo, cualquier
pequeño problema y digo pequeño para mí se me caía el mundo, vivía como un
drama todo, que si las amistades, que si los estudios, me era difícil disfrutar
porque estaba contenida esperando al siguiente obstáculo, pero en realidad no
tenía nada que me impidiera ser feliz aparentemente no tenía problemas, la vida
me iba bien y tenía muchas amigas, hacía deporte, tenía una vida muy ocupada
con muchas actividades que me gustaban, pero siempre estaba preocupada. Dándole
vueltas a todo, tomándome las cosas como algo personal, el mundo entero estaba
en mí contra (jajajaja). (La adolescencia y sus locuras). Estudié lo que me
gustaba en aquel tiempo y conseguí trabajo rápidamente, con 25 años no podía
ser más feliz, pareja, trabajo, estudios…
Y de repente
zambombazo, todo mi mundo patas para arriba, a tomar viento todo, en un día la
vida te puede cambiar sin ni siquiera esperarlo.
Te das cuenta que no lo puedes tener todo controlado,
hay cosas que no dependen de ti.
En ese momento me tocó ser fuerte y no me dejé ni
tiempo de pensar mucho la situación que estaba pasando, pero más o menos cinco
años después cuando mi vida ya estaba más o menos encaminada de nuevo, caí en
un pozo, lloraba a todas horas no podía ser feliz y me pasaban muchas cosas,
que ahora comprendo perfectamente, pero en aquel entonces eran cosas que sumaba
a mi estado anímico, hasta que hubo algo que rebosó el vaso, pero a diferencia
de lo que se puede pensar, cuando peor estaba en todos los aspectos de mi vida,
me levanté un día y sentí que el mundo giraba diferente, me pareció que había
más cosas en la vida y que el cielo estaba más azul. Era feliz por una vez en
muchos años, realmente feliz y exteriormente no había cambiado nada.
Había comprendido que la importancia de las cosas se
la estaba dando yo, no entiendo como en ese momento me di cuenta, pero la
realidad me empezó a cambiar y decidí empezar un nuevo camino. Este camino en
vez de hacerlo hacia el exterior (pedirle a la gente que cambiara, a las
situaciones, etc.) como lo había hecho más veces, decidí cambiar y conocerme
más, trabajar el interior.
Primero me di
cuenta que en ese momento no tenía nada que aportarle a las personas de mi
entorno, ya no sabía quién era ni que quería, entonces decidí separarme de
todos. Fue la decisión más difícil de mi vida, pero para mí fue necesario para
tomar perspectiva. Empecé a leer libros, algunos me han cambiado la vida.
Conocí la meditación, y frené los pensamientos que no me favorecían, empecé a
comprender más a las personas que te rodean. A aceptar a todo el mundo como es.
Empezó a entrar gente nueva a mi vida que me aportó muchos conocimientos
nuevos, veía el mundo como un lienzo nuevo para llenar de colores.
Perdoné todo lo que me había pasado, me sentí libre.
Decidí que no era perfecta, que me equivocaba y que seguramente lo volvería a
hacer.
Y conocí lo que era la felicidad.
Me siento muy bien y me acepto tal y como soy.
Que camino tan bonito he seguido hasta llegar a donde
estoy en estos momentos, no hay secretos es una decisión.
He decidido ser feliz, y me siento bien con esa
decisión.
Sois libres para tomar vuestras decisiones.
Ser conscientes que en vuestro camino va a ver
limitaciones y un millar de bloqueos que tendréis que superar, pero vale la pena
intentarlo, superarse día a día.
No todo es blanco o negro, hay una paleta llena de
colores.
Yo lo veo así, nos pasamos la vida entera viviendo
como gusanos, sin darnos cuenta que somos mariposas. Que tenemos “alas” que nos
pueden llevar hacía donde deseemos ir.
Buscar siempre dentro de la oscuridad un rayo de luz
que os devuelva a la claridad, puede ser en forma de una persona que os tiende
una mano, puede ser de manos de un libro, pero nunca dejes apagar de todo tu
luz, brillar para que otros también brillen.
Lo que me dio esta nueva vida es poder ayudar a
personas, hacer de cuerda mientras viven y trabajan su interior y después
soltar y demostrar que cada uno es más fuerte de lo que cree.
Cuantas lágrimas derramadas por el camino, cuanta
rabia contenida, cuanto dolor sufrido en vano, porque no fue usado para salir
de la oscuridad, sino para embarrarme más.
Un abrazo a todos.