Las relaciones conscientes
“Estaba en la cocina
tranquilamente lavando los platos, ya que los niños se habían ido con los
abuelos, cuando escuchó que la puerta principal se abría, era su marido que
llegaba de trabajar.
-Pasa que estoy en la
cocina –dijo ella sin emoción.-Los niños se fueron con tus padres.
De repente lo notó detrás
de ella. Tenían una conexión especial que no se había perdido con los años. La
rodeó con sus brazos y le dijo al oído:
-Esta camisa te sienta
de maravilla.
Fue dejando resbalar
las manos por sus costados hasta los muslos y las empezó a subir por debajo del
blusón que llevaba.
Estaba temblando de
excitación, cuando él empezaba ella no se podía resistir, ya estaba húmeda y a
penas la había tocado.
Le abrió las piernas
con las suyas, le apartó las bragas hacia un lado y le introdujo un dedo en su
hendidura. Soltó un gemido involuntario.
-Tan húmeda para mí –
le dijo susurrándole al oído.
Le fue dando besos por
el cuello y diciéndole lo que le iba a hacer sin parar de frotarle, hasta que
ella le pidió más.
-Agárrate a la encimera
y no te sueltes –le dijo él mientras le bajaba las bragas.
Después de 20 años juntos,
cada encuentro es intenso, sin límites ni restricciones. Conocían lo que les
gustaba y disfrutaban de sus encuentros, hacía tiempo que habían abandonado el
dormitorio para descubrir y dejar volar su pasión…”
Cuando estamos en pareja, pasados los primeros años, nos
olvidamos de trabajar la relación y nos centramos más en lo exterior, ya sea
relaciones sociales, trabajo, hijos, etc.
Esa relación que al principio te llenó emocionalmente,
esperando impaciente cada encuentro, pasado un tiempo se comienza a enfriar.
Cuando ves a tu pareja piensas que ya no sientes lo mismo por
él, que es todo una rutina. Que no se para contigo como lo hacía antes. Que no
son los mismos que empezaron y que quizás deberían plantearse alguna solución.
Y si te dijera que muchas veces parte de lo que crees sólo
está en tu cabeza, que muchos son clichés que nos venden. Muchas películas que
nos están vendiendo parejas perfectas, como deben de ser las relaciones y sobre
todo como debe ser tu marido.
Si siguiéramos las modas de lo que nos venden en el cine,
hace unos años queríamos un marido cariñoso, que nos regalara flores, que nos
metiera en cama y nos hiciera el amor, que nos creara un mundo perfecto sin
problemas. Ahora queremos un trabajo ideal que nos haga sentir independientes,
hijos que se comporten como adultos y un marido, con un buen sueldo, que al
llegar a casa te empotre contra la pared y te haga mil maravillas.
Pero qué papel tienes en todo eso, que es lo que haces o
quien eres.
Con los años vamos evolucionando, muchas veces sin darnos
cuenta y cuando tienes una pareja, la evolución no tiene por qué a la vez,
puede ser que sólo una parte de esa relación madure por eso muchas veces vemos
en nuestra pareja cosas que ya no nos gustan demasiado a veces hay que darle
tiempo, o dialogar para que sepan en que momento de tu vida estás.
Otra cosa que pensamos muchas veces es que nuestras parejas
son adivinos. Piensen que cada uno tiene su trabajo, ocio, tareas y que hay muy
poco margen para pensar.
Cuéntale lo que te pasa o lo que quieres de la vida, y no
hagas suposiciones de que a la otra persona no le va a interesar, quizá te
sorprenda diciéndote que por fin confías en él.
Les voy a contar como funcionan las creencias limitantes y
como las vamos introduciendo en nuestras vidas sin darnos cuenta.
Un ejemplo:
Cuando empecé con mi pareja la gente me decían: “Ahora es
todo muy bonito pero cuando entres en la crisis de los dos años ya me contarás,
si la superáis durareis tiempo”; pasados los dos años, “cuidado con la crisis
de los cuatro años”; y cuando pasas los cuatro años, te dicen “a los seis años
se acaba la pasión”. Cuando pasas los seis y la barrera de los diez y la pasión
no se acaba te empiezas a replantear que lo que vives te lo creas en tu cabeza.
Lo que pasa realmente con la pareja es que acabas perdiendo
interés, ya no te esfuerzas como los primeros meses, con la seguridad del hogar
te olvidas de la seducción.
¿Qué te pasaría si decides tratar a tu pareja como si lo
acabases de conocer? (En el nivel sentimental).
Imagínate todo el día decidiendo que te vas a poner, a donde
vais a ir y que vais a hacer.
Si hay niños, y
piensas que llevas toda la responsabilidad y que estás cansada, piensa que él
piensa exactamente igual que tú, que no para de trabajar que tiene que llevar
todo a casa y que no puede dejar el trabajo. Vivimos por suposiciones, pensando
por el otro y no sabiendo realmente que es lo que piensa.
En un momento dado de nuestra relación perdemos el diálogo,
puedes ser que nunca existió, que no compartieseis los oscuros secretos y los
más profundos sueños por miedo a lo que pensaría la otra persona, o simplemente
que con la carga de la vida, ya no estás para “tonterías”.
Estoy completamente y absolutamente convencida que hay un
momento en la vida en la que hay que reescribir la historia. Que hay que volver
a inflamar la llama, que en el fondo no se extinguió sólo está metida en un
plástico, como las velas. Dejar liberar la pasión y volver a encontrar con tu
pareja esa conexión que sigue ahí.
Volver a seducir a vuestras parejas, lanzarle esa mirada de
conquista, dejar caer la ropa lentamente mirándole a los ojos. Te sorprenderá
lo que puedes volver a sentir.
Sé que pasados los años hay muchas discusiones por medio y
esas cosas a veces se quedan bloqueadas en nuestro hogar. ¿Pero que ganamos
manteniendo el pasado latente para lanzarlo en cualquier atisbo de guerra?
No ganamos nada porque lo que nosotros pensamos es parte de
nuestra visión como vemos nosotros el mundo, nuestras creencias, experiencias
de vida y parte del prisma con el que vemos la vida. Un mundo subjetivo hecho a
nuestra medida.
Sólo quiero que probéis que pasaría si decidieseis, empezar
de nuevo como si sólo importara el ahora.
Soltar esa mochila que lleváis con tanta carga y empezar a
vivir como si fuera el primer día de vuestra vida.
Esa suele ser la sensación que tenemos cuando conocemos a una
persona nueva, entra en nuestra vida y le abrimos una nueva carpeta, así que
empiezas desde cero. Por eso cuando empieza el juego de la seducción, parece
que sentimos más por esa persona que por nuestra propia pareja. ‘’
Vamos a empezar un experimento:
Mira a tu pareja como si la acabases de conocer.
-¿Te parece una
persona interesante?
-¿Crees que estás en el mismo punto que él?
-¿Te apetece redescubrirlo?
-¿Crees que hay que
cerrar puertas?
-¿Crees que aportáis lo
mismo en la pareja?
-¿Compartís las mismas aficiones? ¿Es importante para ti?
-¿Cedes parte de lo
que eres por él?
Si tu decisión es redescubrir la pareja y darle un nuevo
impulso y sobre todo adaptarla a la etapa en la que te encuentras, ánimo si tú
quieres es posible.
Primero lo esencial es que dialogues con tu pareja y sepas en
que momento de la relación estáis, si el siente lo mismo que tú y está
dispuesto a trabajar.
Una vez que estáis en el mismo punto de partida hay que
quitar esos pequeños bloqueos que se fueron quedando enquistados con los años.
¿Cómo desbloqueamos eso que está impidiendo el funcionamiento
normal de la relación?
Puedes buscar ayuda o investigar en internet, todo depende de
ti.